"Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos"
M. Benedetti

jueves, 19 de diciembre de 2013

Iquique aquimequedo

Quedamos atrapados bajo el hechizo de Iquique… o mejor dicho bajo el de la familia Kiefer. Fueron 13 días de puras sonrisas, chistes, comilonas deliciosas, ventas de amigurumis, intercambio cultural internacional, risas… y más sonrisas. Fue difícil irse, pero una vez más hubo que partir… Para comenzar con este relato, primero lo primero: la llegada a dedo a esta ciudad.

¿Chiquillos para dónde van?

Una vez más, la suerte de nuestro lado. Llegar de San Pedro de Atacama hasta Iquique fue muy directo, aunque cambiamos cinco veces de transportes para llegar. Como no existe una única ruta que conecte a los dos pueblos, tuvimos que rebuscárnoslas con paciencia para ir llegando de a poco. Con cartel gigante en mano, improvisándolo en cada trecho, nos lanzamos a la ruta!

1) San Pedro de Atacama – Calama: Apenas llegamos a la ruta hicimos dedo y paró Vale, junto al guía turístico Claudio que nos había llevado unos días antes a los Geysers. Así que nos vieron y pararon enseguida, fue la coincidencia otra vez de cruzarnos en la ruta a alguien conocido! Una hora de recorrido.

2) Calama – Chuquicamata: Desde la rotonda de Calama, en donde se dividen todas las rutas que van hacia el norte y sur, hicimos dedo hasta un pueblo cercano a solo media hora de distancia. Nos paró a los 15 minutos una camioneta de reparto de caterings que iba vacía y nos llevó hasta allí.

3) Chuquicamata – empalme ruta 24: Nos levantó un camión muy grande a los 10 minutos de hacer dedo y nos alcanzó hasta allí. Fue un recorrido de veinte minutos… y el destino final era nada mas ni nada menos que el desierto. Cuando paró nos encontramos frente a una estación de servicio y luego: la nada misma! Así que bajo el rayo de sol, a intentarlo de nuevo.

4) Empalme ruta 24 – Quillagua: Nos sentamos a preparar un nuevo cartel que diga Iquique… y paró solito un micro escolar! El chofer nos ofreció llevarnos a Quillagua porque allí comienza su recorrido, así que nos subimos al micro vacío y con un calor de muerte, marchamos al destino. El recorrido fue de dos horas, en pleno desierto. Realmente al mirar para los costados no había nada, solo arena y piedras: allí una recuerda por qué Chile tiene el desierto más árido del mundo. Juan nos dejó en la zona de la aduana, en donde deben parar todos los transportes para seguir su recorrido luego de presentar a los carabineros todos los papeles de las cargas.

5) Quillagua – Iquique: Después de almorzar un sanguche de palta y tomar algo fresco, nos sentamos en la única porción de sombra que había en la zona, ofrecida por un puesto de comida cerrado. Dejamos bien a la vista nuestro cartel que decía Iquique y a la hora aproximadamente para un camión gigante, hasta ahora el más grande que tomamos. Jorge iba directo a Iquique, así que leyó nuestro cartel y quiso llevarnos. Todo el laburo de compañía y charla fue netamente de Uli, porque yo al ratito ya estaba dormida en la cama que siempre tienen los camioneros detrás de las butacas. Últimas dos horas de viaje con la alegría de la meta cumplida!

Hechizo Kiefer

Nos alojaron por couchsurfing Alfredo y su hija Ceci, una familia sin límites para hacer de la estadía de los viajeros una experiencia inolvidable. Encima nos dieron el gusto de hacer un intercambio cultural enorme, compartiendo nuestros días con personas increíbles de varias partes del mundo. Las grandes cenas, los almuerzos rodeados entre tanta gente son contextos plenos de aprendizaje, una se transforma en una esponja que absorbe y absorbe todo lo que escucha. Y eso solo se pudo dar gracias a la enorme hospitalidad que caracteriza a estos dos grandes que nos alojaron.


Cuando llegamos no podíamos creer la vista que tiene el departamento: se ve entera la playa desde la Península de Cavancha, se escucha el mar a toda hora y es tan luminoso el hogar que reconforta… Ni hablar de la comodidad que te ofrecen, te abren la puerta de su casa y te hacen sentir como si estuvieras en la tuya todo el tiempo.




Durante esos 13 días conocimos a dos grandes amigos, que van rumbo a México también! Se llaman Caro y Cheche y viajan en una hermosa camioneta rusa. Estamos felices porque van a ser compañeros de ruta, fue hermoso coincidir con ellos en Iquique y saber que todavía nos quedan varios kilómetros mas juntos!

Foto gentileza de Sueño Latinuamericano. Búsquenlos en facebook!
También compartimos charlas interminables con cuatro alemanas: Sarah, Gudrun, Alice y Sonia. Ojala el camino nos vuelva a cruzar por Europa o en Buenos Aires, cuando podamos empezar a alojar a nuestros amigos hechos por América. Y fue hermoso también charlar con Maribel, una española que vive en un lugar increíble, Ceuta, al cual visitaremos seguro! Y cómo no mencionar a Elena, la mama de Ceci… una persona dispuesta siempre a aprender cosas nuevas y a pasar lindos momentos juntos a los huéspedes de su hija! Vivir en comunidad, compartir espacios con muchas personas es una gran experiencia, que recomendamos vivir. El intercambio social que se produce es la verdadera escuela de la vida!

Sonia, Ceci, Elena, Yo, Alice y Sarah

Sonia, Uli y Alice en plena guerra!

La gran Maribel, grosa como pocas!

Los okupas internacionales
Alfredo es sinónimo de entrega, solidaridad, padrazo, hospitalidad, risas, chistes, más risas. Nos llevó a recorrer gran parte de Iquique, nos llevó a las ferias más grandes, nos cocinó una de las pizzas más ricas que probamos, nos mimó como si fuésemos sus hijos, malcriándonos como loco! Su entrega deja mudos a muchos, así que no sé qué palabras usar para describirlo. Gracias eternas y te esperamos en Bs As!

Gudrun, Alfredo y Uli
¿Y que puedo decir de Ceci? Simplemente que no se puede creer la madurez y la inteligencia que lleva en esos humildes dieciséis años. Hablar con ella sobre la realidad social, sobre música, cine, política, literatura, la vida en general…. es hablar con una persona que maneja el mismo idioma que una. Al escuchar cada palabra que salía de su boca, no podía dejar de pensar lo limitada que era yo a su edad… y eso generaba risas en mi interior. Mundo cuidate: una jovencita te va a dar batalla con una fuerza que no te imaginás!

dos viajeros entre una GRAN pequeña!
Con ella logramos vencer un límite más, el que nos faltaba: ya aprendimos a hacer dedo, ya usamos couchsurfing para alojarnos…. Faltaba poner el paño en la calle y vender nuestras artesanías poniendo el cuerpo, no a través de las ventas indirectas que fuimos haciendo hasta ahora. Y Ceci fue la que nos insistió a hacerlo, nos convenció de que se podía y nos acompañó cada tarde a hacerlo junto a Clayton, fiel personaje perruno.



Con todo esto, sigo confirmando que viajando nunca estás solo: miles de amigos nos esperan con los brazos abiertos… y cada despedida es una promesa de nuevo encuentro.

La bella Iquique













Humberstone, patrimonio de la humanidad.

Las oficinas salitreras Santiago Humberstone fueron declaradas Monumentos Nacionales y Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se ubican a 47 kilómetros al este de la ciudad de Iquique. La salitrera es en la actualidad el principal reflejo del período de esplendor y contraste que vivió la región entre fines del siglo XIX, Humberstone sobrepasó en su momento los 3.500 habitantes.

Recorrerla es sentirse en un set de filmación de pueblo fantasma, una experiencia que se puede sólo describir con fotos.





















Unos meses atrás me encontraba escribiendo lo siguiente:

Viajar no para escapar… sino para encontrar aún más.

Viaje largo, sin fecha exacta de retorno, como un mínimo intento de libertad tangible, nada más ni nada menos que eso.

Hoy siento que: 


                                                                             Agus


domingo, 15 de diciembre de 2013

Paisajes indómitos

Nunca antes había visto paisajes tan diversos y espectaculares en los alrededores de un sólo pueblo: la reacción fue la misma cada vez que llegué a uno nuevo... quedar boquiabierta. Esto es lo que San Pedro de Atacama tenía guardado para regalarnos, vistas increíbles, fenómenos naturales tan soñados de ver, paz y silencio tan extensos…





Y todo esto no vino solo… sino de la mano de Martín, nuestro couch. El es Técnico en Turismo y ciclista apasionado, así que nuestra estadía en San Pedro no podría haber sido mejor. La predisposición que tuvo para mostrarnos el pueblo, para llevarnos a lugares paradisíacos, para hacer que nuestra estadía sea perfecta, son dones que no muchas personas tienen.







Su casa es indescriptible… es el bunker de la buena onda. Al entrar lo primero que ves son las paredes todas firmadas y llenas de fotos, posters e imágenes de Chile y el mundo. Firmas de quiénes? De todas las personas que se alojaron allí, gracias al espectacular submundo del couchsurfing. Cuando Martín te cuenta la cantidad de nacionalidades que habitaron su casa, una no lo puede creer. Y ni hablar cuando te dice que en esa casa llegaron a convivir alrededor de diez personas. Todo lo mencionado da una pauta de lo que es él: sinónimo de desinterés, predisposición, hospitalidad y gran corazón. 

Llegamos y nos dió un juego de las llaves de su casa, con ese gesto ya estaba todo dicho. Compartimos nuestros días en San Pedro junto a dos amigas españolas, Reich y Rachel, junto al gran Boris, compañero de casa de Martín y con Pancha y Javi.
Pancha, Javi, Martín, Uli, yo y Boris.
Reich, el gallego, Reichel, Uli, yo y Martín.
Vencer viejos miedos

La bicicleta… instrumento que tanto me gusta pero que lamentablemente dejó al miedo instalado en mi mente. Desde febrero que no me subía a una, desde aquel día en el cual me accidenté siempre la observé desde lejos, diciéndome a mí misma que no me volvería a subir a una.

Segundo día en Atacama: Martín nos ofrece una gran recorrida en bicicleta hacia la garganta del diablo. Todos dicen que sí… y yo no quise quedarme sola junto a mi amigo el miedo. Así que me sumé, temerosa, pero con ganas de seguir rompiendo barreras. Así que nuestro nuevo amigo no sólo lleno nuestras pupilas de paisajes que jamás olvidaremos, sino que fue primordial para que yo volviera a andar en dos ruedas. Jamás olvidare eso, gracias infinitas Martín!

En resumen: durante aquellos días le pedí fuertemente a mis pupilas que no olviden lo que estaban viendo. Les supliqué que filmen cual cámara todas las panorámicas que mi cuerpo les ofrecía, porque semejante belleza no podía pasar como si nada. Y creo fuertemente que me hicieron caso…

La garganta del diablo

La Garganta del Diablo es un capricho geológico, las paredes de la Cordillera de la Sal se angostan dejando un estrecho paso ideal para las bicicletas. Los colores y matices de luces y sombras provocan una escenografía natural espectacular. En conjunto con ello las rocas forman enormes corredores, túneles, zonas con mucha arena que hacen derrapar las ruedas y una soledad que provoca que el paseo sea 100% aventura.




El Valle de la Luna

Es un paraje desértico que en 1982 fue declarado santuario de la naturaleza y es parte de la reserva nacional Los Flamencos. Este lugar forma parte de la cordillera de La Sal, y visitarlo es sentirse en una gran puesta en escena, en una gran escenografía para filmar alguna película de ciencia ficción lunar.







Uli buscando al maestro Yoda o en el peor de los casos a ET....


Laguna Cejar

Se ubica al interior del Salar de Atacama, sus aguas tienen un gran contenido de sal que provoca un efecto de flotación lo que hace del baño una relajante y divertida experiencia. La puesta del sol provoca emoción, ver flamencos cerca completa la escena… y zambullirse en aguas donde no se puede medir la profundidad existente es una sensación única.







Geysers del Tatio

El Tatio, que significa “el abuelo que llora”, es un campo de géiseres ubicado en los montes andinos del norte de Chile a unos 4200 metros de altura. Es el grupo más grande de géiseres del hemisferio sur y el tercero más grande del mundo, tras Yellowstone (Estados Unidos) y Dolina Giezerov (Rusia). Tiene cerca de 80 géiseres, aproximadamente un 8% de los existentes en el mundo. 

Se llega al campo a las siete de la mañana….y hace justamente alrededor de siete grados bajo cero, siendo esa la temperatura más baja que experimente en mi vida! Frío intenso… y felicidad absoluta por poder presenciar semejante fenómeno natural.










"Dicen que viajando se fortalece el corazón
pues andar nuevos caminos
te hace olvidar el anterior.
Ojalá que esto pronto suceda,
así podrá descansar mi pena
hasta la próxima vez.
Seguro que al rato estaré volando,
inventando otra esperanza para volver a vivir.

Creo que nadie puede dar una respuesta
ni decir que puerta hay que tocar
Creo que a pesar de tanta melancolía,
tanta pena y tanta herida,
sólo se trata de vivir"




                                                                             Agus