"Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos"
M. Benedetti

martes, 17 de septiembre de 2013

Escenas de Buenos Aires

Escena 1

El no sabe que sonrío cada vez que lo veo, que me hace emocionar cuando me lo cruzo en el barrio, dando su vuelta cotidiana en bicicleta. Su persona es un total misterio, no se qué hace, a qué se dedica, qué es lo que piensa, pero estoy segura de algo: su pequeño pero gran acto de libertad, inspira...

Pelo largo recogido, aspecto poco arreglado, bicicleta vieja con varias bolsas llenas de migas de pan. Arranca temprano o sino... bien tarde: su actividad hace enojar a varios vecinos. En un mundo que funciona al revés, los actos revolucionarios incomodan, molestan, generan odio...

Pero por suerte no le importa, persiste, insiste. El quiere alimentarlos, poco le preocupa el que dirán o si lo tildan de loco. Ese ya no es su problema, está mas allá de todas esas cuestiones. Recorre las calles del barrio, va lanzando migas por todas las veredas, todo tipo de aves se acercan para recoger el fruto de su labor.

Ellos disfrutan, el disfruta, yo disfruto.
Es una actividad que hace todos los días, no importa el clima, no importan las miradas.

Pensar que hay personas que les pegan un tiro a las palomas, él en cambio, las alimenta, intentando inclinar la balanza de todas las cuestiones que ocurren en este mundo a favor de los que todavía soñamos encontrarnos con actos constructivos, creativos y libertarios.


Escena 2

- Algunos dicen que canto bien, no lo se...me parece que sí... Estoy segura que no canto cosas que a ustedes le copen, pero bueno, se hace lo que se puede.

Así nomas: nos encaro de una, a todos los sentados en ese vagón del subte, a toda su "audiencia". Con esa energía, obligandonos a escucharla ante semejante presentación. Estaba un poco sucia, desabrigada, tenía alrededor de 14 años, pelo corto, nos miraba directo a los ojos.

Una voz increíble, una actitud envidiable, gesticulaba sin problemas como una cantante profesional, sin sacarnos la mirada de encima. Yo movía mis ojos en dirección a ella por un lado... y por otro, la traicionaba dirigiéndome hacia las caras de los espectadores. Todos sonreían, no podían evitarlo: nos estaba dando una lección de cómo encarar algo, de cómo ir para adelante, de animarse perdiendo la vergüenza...


La escuchaba, pero pensando en mi y en las veces que tuve vergüenza del que dirán, en las veces que dejé de hacer cosas por no animarme, por timidez. Cuando tenga que encarar una situación durante el viaje que requiera de valor o de una actitud avasallante....me voy a acordar de ella sin dudas. 

                                                                                      Agus






No hay comentarios:

Publicar un comentario