"Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos"
M. Benedetti

jueves, 19 de septiembre de 2013

Volver al pasado

Cuando uno tiene una tormenta en la cabeza, todo es más difícil. Desde ordenar las ideas, hasta plasmarlas. Por eso, ante todo le pido paciencia estimado compañero de viaje.
Le advierto, que esta historia, rompiendo con mi ideología libertaria, habla del amor hacia lo material.
¿Cómo puede ser eso posible? También me lo pregunto yo.
 
¿Cómo puede ser que un viaje que tiene como objetivo aprender a desligarse de lo material, empiece con algo tan diferente?. No lo sé. Pero acompáñeme a averiguarlo.
 
Lo principal ante la nebulosa de ideas, es poder darle un comienzo. Y por suerte esta historia lo tiene, y uno bastante puntual.
 
Así que súbase a mi Delorean (si si, el mismo de Volver al Futuro), y viajemos en el tiempo.
 
Corría el año 1980. Por esos tiempos, un bigotón nacido en Salerno (Italia) por cuestiones de la vida, estaba viviendo en Valentin Alsina. Y planeaba algo, una locura decían algunos, recorrer América en moto. Su pasado militante (que mantuvo escondido durante demasiados años) lo quería llevar a Panamá.
 
Pero exactamente el 2 de mayo, su sueño se detiene, o mejor dicho se ve modificado. Se replantea su vida en un instante… y vira la nave. ¿Por qué? Si estimado compañero, por un amor. Esa mujer se convertiría en madre exactamente dos años después, y es ahí donde aparezco en la historia.
 
Bueno, no me quiero ir por las ramas, volvamos al Delorean y atravesemos la línea espacio temporal hasta el 2005, no se preocupe, es una parada rápida.
 
Ahí fue cuando conocí a Guga, ella con paciencia de hormiga empezaría a contagiarme esto de pensar diferente, de intentar vivir y no solo sobrevivir. De conocer el mundo más allá de las fronteras.



Corramos, volvamos al Delorean que vienen los Libios!!!

Ahora la parada es el 2009, y es acá donde lo material se vuelve emocional.
 
Romeo, el bigotón, mi viejo, me hace un regalo. Un gran regalo, para que yo pueda trabajar, una camioneta. La bauticé ‘’KDS móvil’’, la apodaron “la wachiturra” (por una w que un gracioso grafitero imprimió una noche en su capot).

Pero el ingrediente emocional, lo plasma el hijo del dueño anterior, un chico con capacidades diferentes, el día que me la estaba llevando. Se planta frente a mí, y me dice:
 
- ¿Puedo despedirme?

Entonces se acerca a la camioneta, y con los ojos llenos de lágrimas le da un enorme abrazo y un beso, luego, con voz fina, angustiada, simplemente le dice chau.
 
Y los años pasaron, trabajé, me reí en ella, me llevó a mil lugares, me causó mil angustias, me dió plata para poder estar con mi viejo en los momentos más duros, me permitió cuidarlo y acompañarlo hasta su ultimo día.
 
Y hoy 19 de septiembre, la wachiturra se vuelve a transformar en sueño. Deja de estar conmigo de su forma material, pasa a otras manos trabajadoras que la cuidaran, y me dan la posibilidad de arrancar este nuevo viaje, aquel que se inició con un bigotón hace más de 30 años, pero reformado, más grande. Ahora el límite no es Panamá, vamos a volar mas allá, vamos a seguir nuestro instinto.
 
Hoy, cuando la despedí, me acerqué, la acaricié, y con los ojos llenos de lágrimas le dije simplemente Chau.



Así que estimado compañero lector, lo vuelvo a dejar en el presente, le pido amablemente que nos bajemos del Delorean, porque tengo que iniciar mi viaje, y ya no hay camioneta ni cosas materiales que me aten, ya aprendí mi lección. Ahora necesito llorar, tomar valor, y emprender este viaje, y para eso amigos… solo necesito mis pies.

                                                                                  Pumba


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