"Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos"
M. Benedetti

martes, 18 de junio de 2013

Tres palabras, el mismo comienzo: Agustina…agradece y aprende.

Desde mi humilde entender, dos de las acciones más enriquecedoras de la vida son las que se ocultan tras los conceptos de APRENDER Y AGRADECER. Creo que si de cada situación que vivimos, después de cada problema, meta o delirio que afrontamos podemos reflexionar un poco sobre los vestigios que dejaron esos hechos en nosotros…seguramente encontraremos estas palabras dando vueltas por ahí. Ambas se esfuerzan por estar siempre, por dar el presente estricto y por tratar de que les prestemos cada vez más atención. 

Desde mis 21 años hasta la actualidad trabajé en el mismo lugar haciendo la misma actividad todos los días. Si bien sabía que esto no iba a ser para siempre así, que en algún momento iba a tener que decidirme a hacer algo que valga realmente la pena, pasé todo este tiempo aprendiendo muchísimas cosas. Fue a la vez tiempo de rutina y de revoluciones interiores. Los días pasaban, muchas cosas me entristecían, pero ahora, mirando para atrás, sonrió al ver que cambié muchísimo y que me llevo como regalo un montón de anécdotas y enseñanzas que me van a servir para toda la vida. 

Después de todo… de eso se trata no? De mirar para atrás y analizar qué es lo que no queremos volver a repetir. Pero por sobre todas las cosas, de asimilar uno y cada momento que fue marcando y llenando nuestra cabeza de saberes. 

Entonces ahora si, después de esta introducción, puedo enumerar los pequeños tesoros (me gusta llamarlos así) encontrados durante mis años de trabajo de oficina. Y hablo en pasado! Porque aunque en este mismo momento esté sentada en mi escritorio laboral, sé que me queda muy poco tiempo acá… razón por la cual me resulta inevitable encarar la rutina que queda con una sonrisa.

Aprendí: 

Que cuando deseas algo tanto, ese “algo” se las arregla para que un día dejes de hacerte la distraída. El corazón y la cabeza (dupla letal a la hora de los recordatorios) trabajan duro para que varios días sientas que la creatividad tiene que ayudarte para que dejes de hacer lo que no te gusta. 

Que cualquier trabajo de oficina tiene como ingredientes fundamentales la competencia, la envidia, el cansancio, las presiones, los retos, las malas miradas, números (de todo tipo), números y más números. Y si no nos gustan esos ingredientes, tenemos que optar tarde o temprano por cambiar de receta y de espacio para seguir cocinando mejor. 

Que la energía corporal es muy valiosa, es nuestro oro en sangre. Y como todo recurso valioso no es infinito, sino todo lo contrario: demasiado finito y agotable. Las cuentas definitivamente no cierran cuando de 8.00 a 17.30 estas gastando el 80% de esa energía en un trabajo que no te llena. Y menos aun cuando con el escaso 20% tenes que literalmente hacer magia para encarar las actividades que se encuadran dentro de lo que cada uno considera vivir de verdad. 

Que los enojos, las palpitaciones, las palabras que no son dichas y liberadas…hacen mal a la salud. 

Que no esta bueno tener jefes y tener que soportar sus humores cambiantes, porque al fin y al cabo, si tuvieron un mal dia siempre se la van a agarrar con los empleados, eso es una ley universal!

Que no quiero nunca más que mi fueguito interior se debilite o se apague porque yo no le doy bolilla. Pienso escucharlo mas seguido y tenerlo siempre en primera fila. 

Que en estos ambientes tan acotados y limitados, siempre va a haber gente que quiera hacerte algún mal (todavía no se explicar bien el por qué), pero no importa lo que una haga, estas personas se empecinan en hacértela difícil. Pero si otra vez le buscamos el lado positivo a la cuestión: terminan fortaleciéndote mucho en materia de personalidad y en la manera de afrontar los conflictos. Así que eso se agradece! 

Que poniéndose pequeñas metas y aprovechando lo único bueno que nos puede dejar un trabajo tan rutinario como el de oficina (el sueldo traducido en dinero para invertir en proyectos que soñamos) se llega lejos y se sonríe al vivenciar la meta alcanzada. 

Que somos jóvenes y que si nuestro sueño es simplemente el viaje como modo de vida….nunca en cuatro paredes vamos a encontrar la primer puerta para salir. 

Que no importa lo que piensen los demás sobre nuestra vida o sobre las decisiones que tomamos: la vida es una y bien propia. Así que lamentablemente no vamos a poder complacer a todos con nuestras elecciones. 

Agradezco: 

Haber vivido durante un tiempo la vida “convencional” para llamarla de alguna manera (escuela – facultad – trabajo – rutina - alquiler - convivencia) que es lo que hoy me permite poder hablar en primera persona de todos los procesos que eso generó en mi cabeza. Y estar decidida a buscar otra cosa, lejana a eso. 

Sentir más que nunca en carne propia que “cambia, todo cambia”, saber que la vida es pura transformación y búsqueda de la felicidad. Vivir esas sensaciones y dejar de leerlas como simpáticas frases que dan vueltas por los libros o la web. 

Agradezco animarme al cambio, querer (una vez mas) romper con lo establecido para seguir creciendo en este camino al cual llamamos vida. 
Agus 


Montevideo, Uruguay 2013

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