Candelaria y Herman Zapp son entre muchas otras cosas, una pareja de viajeros que se animaron a ir tras su sueño. Ellos recorrieron todo el continente, desde Buenos Aires a Alaska, en un auto antiguo Graham-Paige modelo 1928. Partieron en el 2000, con los ingredientes comunes que llevan todos los aventureros que salen al mundo: miedos, locura y ansias.
Uno de los resultados de esta gran experiencia de vida, fue un libro que cayó hace poco en mis manos. Leerlo en estos momentos previos al viaje es la cuota de alivio que necesito para saber que todo va a estar bien. Leer cada anécdota, cada aventura, cada locura que han acumulado los dos, significa hablar el mismo idioma que ellos, es saber que hay personas que te entienden al 100%, sin tener que dar muchas explicaciones. “Atrapa tu sueño” es una caricia al corazón viajero, es una palmadita en la espalda, un empujón hacia lo desconocido. Repito, es un “anímate que todo va a estar bien….muy bien”.
Mi libro, a estas alturas, esta todo marcado con birome. Me resulta imposible empezar la lectura diaria sin tener esta herramienta conmigo, que me permite marcar todos los párrafos que me roban una sonrisa o varias lágrimas. Así que pensé que sería muy bueno compartir con todos este párrafo que aparece en el principio. Los ubico en el contexto: es el momento en el que los dos se suben al auto y empiezan el viaje. Ahora los dejo hablar a ellos, quienes tan bien lo hacen…
(Fragmento extraído del libro “Atrapa tu sueño” de Candelaria Chovet y Herman Zapp. Página web: www.argentinalaska.com)
Ahora somos piloto y copiloto, los dos somos socios en esto y todo depende de los dos, solo de nosotros dos. La veo a Cande que observa los relojes y después empieza a mirar el camino, no puedo creer lo que estoy haciendo y además con ella, de quien estoy enamorado desde los 10 años….
-Cande, ¿te das cuenta lo que estamos haciendo? ¿Te das cuenta de donde estamos?
-No, no lo puedo creer, no me lo digas que ya estoy súper nerviosa… -me dice quedándose pensativa. ¿En que estará pensando?
“La pregunta de Herman me trajo a la ruta nuevamente. No, todavía no caí, veo el camino y me parece increíble estar acá sentada. Tanto tiempo soñé este momento y acá estoy, haciendo lo que siempre quise. Sé que estoy muy nerviosa por lo que dejamos y por no saber que nos espera. Nos despojamos prácticamente de todo lo material, hasta de la rutina. Deje mi casa que tanto quería y donde me sentía cómoda. Deje mis amigos, amigos íntimos con quien compartí mi vida, mi familia a quien veía todos los días, mi perra Lucy que buena compañía me hacía y que siempre venia feliz a buscarme a la estación de tren cuando volvía de trabajar. Hoy, cambie todo en mi vida. Desde que abrí la puerta de este auto y me senté, parece que el mundo es mío y a la vez se me viene encima. Estoy nerviosa, pero es un nerviosismo colmado de libertad y de un optimismo que me hace pensar que se puede ser libre. Por más que mañana nos tuviéramos que volver por alguna causa que nos obligue a hacerlo, me siento libre, libre de haber podido dejar todo, de ir en busca de mi sueño. Me siento ansiosa por todo, que nervios, siento miedo por cómo será nuestro futuro a partir de este momento.”
-¿Te das cuenta, mi amor, de que dejamos todo?
- Sí, tanto dejamos y tan poco llevamos - le respondo asombrado de nosotros mismos.
Cande con su comentario y su silencio me lleva a pensar muchas cosas. No llevamos ni 20 kilómetros hechos que ya me siento otra persona, ahora soy esa persona que siempre quise ser, esa persona con ese deseo de ver que hay al final de ese camino, de tomar la ruta, de conocer distintos lugares, distintos pueblos con distintas culturas, de querer ver que hacen y cómo viven. Acá estoy, sentado frente a los comandos de un auto que ni conozco, en una ruta que me lleva a un mundo que quiero conocer.
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